ACERCA DE ALEJANDRO ACOBINO
Fue mi compañero de secundaria en el normal nùmero 2 Mariano
Acosta: era brillante, pero lo que màs recuerdo era cuando
salìamos al mediodìa y caminando nos dirigìamos al
centro porteño, a los efectos de escuchar mùsica clàsica o
tango (la orquesta municipal dirigida a veces por
Garello y otras, por el maestro Carlos Garcìa).
Una vez andando por Paranà casi llegando a Corrientes
enfrente del Centro Cultural San Martìn, me dice:
ese que va ahì es Àngel Dagostino, un gran mùsico de Tango.
Còmo diablos sabìa eso si tenìamos tan solo 16 años?
De dònde demonios sacaba esa descarada, esa descascarada
informaciòn?
Año 1986
Los sàbados por la noche vagàbamos por la noche estrellada y luminosa
de Corrientes, mirando libros, hurtando libros, tomando
ansiosos licores o simplemente
admirando a las bellas que pasaban indiferentes a nuestro costado
y siempre sin una maldita moneda partida a la mitad
en nuestros bolsillos desfondados.
Pisando baldosas flojas, felices y ardientemente jòvenes, sin saberlo.
O mirando patèticas pelìculas pornogràficas
en humildes cines suburbieros.
En la Plaza Martìn Fierro, dirigidos por un profe de Literatura
hicimos una tarde
La isla desierta
de Roberto Arlt.
Y en nuestras andanzas callejeras tambièn andaban
Diego Peña (futuro odntòlogo)
Asdrubal Carreño
el griego Exarchos
y otros que ya no recuerdo.
Y quien escribe, un servidor, obviamente.
Tambièn recuerdo un par de cumpleaños de Alejandro
donde habìa bellas adolescentes: me decìan de una joven
que yo le gustaba:
era delgada y adolescente y sonreìa hacia mì
pero yo no les creì nada: pensè que me mentìan, ahora
me doy cuenta que era esbelto, espigado y hermoso
y entonces todo era verdad (aùn la màs despiadada mentira o
en especial la mentira màs implacable y traicionera)
en cambio, ahora todo es falso, incluso la verdad
que nadie sabe muy bien què es, en què consiste,
Pilatos mediante.
Me fui temprano a casa aquella vez
y luego me contaron que una patota los habìa corrido esa
madrugada fatal, y lo habìan encerrado a Alejandro, lo habìan
atrapado, y golpeado cruelmente. Salvò su vida, no obstante, afortuna
damente, pero por milagro casi, casi raspando.
Terminado el secundario, lo vi varias veces por Corrientes, en
funciones teatrales entiendo postmodernas de las cuales no
entendìa absolutamente nada: eran parodia de algo, humor grotesco, algo asì,
algo por el estilo.
Otra vez lo encontrè por Avenida La Plata, en la parada de
un cierto colectivo: habìa ido a entrevista laborales, no habìa conseguido
trabajo pero en cambio, habìa conocido una linda muchacha con la
cual estaba noviando, quizàs era feliz o asì parecìa sentirlo o al menos
asì lo creìa, lo sospechaba, lo detectaba.
Suena una sinfonìa de Brahms y recuerdo a mis viejos compañeros
como si se tratara de una Juvenilia desastrada y violenta.
Nosotros èramos los traga libros pero no los tragàbamos, màs bien
los masticàbamos, los digerìamos como en una especie de canibalismo
libresco, enciclopèdico, vagamente erudito. A mì, por
ejemplo me llamaban Clark Kent o incluso Rocki
porque una mañana, me habìa sacado los lentes
y de 2 trompadas le habìa dejado el ojo negro al
gordo Amatti: me vinieron a felicitar pero
a què ahondar en estas materias perfectamente olvidables:
Alejandro ha muerto suicidado siendo famoso en el circuito under u off,
teatro independiente o como gusten llamarlo, no termino de entenderlo, suici
darse a los 42 años, còmo diablos se explica eso?
siendo famoso, exitoso ... Yo me lo explico asì: inestabilidad laboral y o
afectiva, ciertas determinadas patologìas etc. Pero
si hubiera podido, si lo hubiera tenido enfrente mìo, feca de por medio le
hubiera dicho: es hermosa la vida, hermano, no tiene el menor sentido acabar
con ella, terminar asì, sos joven, no les des ese gusto a los hijos
de puta, hay que luchar, luchar siempre, a espada y capa
conmigo no pudieron hijos de puta, conmigo no podràn jamàs:
lo harè, los denunciarè siempre a los maltrata
dores, a los destratadores laborales, a los acosadores, a los corruptos, a los
tibios que se lavan las manos, que discursean, que se llenan la boca con
palabras, palabrerìo vacuo, o fatuo, pero cuando hay un caso concreto no hacen
absolutamente nada, salvo mirar al costado, cruzarse de brazos, niegan todo,
minimizan todo: mobbing, maltrato laboral, violencia laboral, capitalismo
canìbal, barbarie capitalista.
Un momento, no lo tomemos a la tremenda, como si se tratara de un melodrama
burguès: cuando menos te preocupes mejor, solo estoy cavando en el pasado
como si se tratara de capas, yacimientos freudanos, sedimentos varios, di
versos.
Hay que parar la olla, todos mis amigos han muerto o se han unido
en feliz matrimonio o concubinato, solo yo soy el solteròn o el
dormilòn: todos han muerto, solo yo por ahora sobrevivo como si fuera
el frìo sobreviviente de una cierta, una determinada catàstrofe ecoambiental:
todo se ha venido abajo mientras la inflaciòn se dispara inexorablemente, la
hiperinflaciòn, y los sueldos se licùan, los ahorros, los recuerdos, las sombras
y sigo cavando, socavando recuerdos, mediante palabras pulidas o rotas:
voy sacando escombros, mientras suena Brahms y anochece, de pronto, o de
golpe.